lunes, 6 de abril de 2009

La Galería: Wes Wilson








Puesto a elegir cómo pasar a la historia , a Wes Wilson no se le ocurrió forma mejor de hacerlo que diseñando portadas de discos y pósters de multitudinarios conciertos, al tiempo que convertía a su fuente en el icono tipográfico de la psicodélica californiana, una elección que podría calificarse como algo más artística que la del El Mocito Feliz y un poco más saludable que la de Bon Scott, el difunto vomitofogo de los AC7DC.

En el convulso San Francisco de finales de los sesenta, con el gay-power a pleno rendimiento y el concejal Harvey Milk agitando la vida del barrio católico irlandés, el bueno de Wes ilustró todo aquello que se hiciera en el mítico Fillmore Auditorium, que no fue poco. Así, Muddy Waters, Quiksilver Messenger Service, The Charlatans u Otis Redding vieron sus nombres convertidos en difusas olas de ácido. Además del ámbito musical, su trabajo conoció mundos como el cinematográfico o el teatral, dejando un legado de obras como la rareza de Batman -particularmente significativa por ser uno de sus primeros trabajos para su mecenas, el productor Bill Graham- o el póster anunciador del Fantasma de la Ópera.


Wes Wilson, el hombre que escribía los hitos calendares del Rock´n roll en la melena de bellas ninfas, merece ser recordado por varios y muy valiosos motivos: por ser el estandarte pictórico de la psicodélica de los setenta, por esbozar como nadie las formas y el color de una locura bañada en LSD y, qué cojones, por iniciar una de las secciones más prometedoras de nuestro blog. Larga vida al mito.

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