miércoles, 5 de mayo de 2010

CAI: Hijos del agobio y del dolor


A finales de los años 70, Andalucía se dirimía entre dos posturas antagónicas: dar la razón a quienes defendían -y defienden- su presunta indolencia, o salir a la calle a reclamar de forma unánime lo que por legítimo derecho le pertenecía. La decisión que los andaluces tomaron es por todos conocida; el producto musical de aquel momento de agitación, de protesta y de reivindicación de unas raíces culturales que van más allá del "lolailo" y la pandereta, es aún hoy un hito inigualable, es la aportación rockera y revolucionaria de un sur que irradió una vez más su luz de modernidad hacia el norte.


De aquello que se llamó "rock andaluz" recordamos hoy al gaditanísimo grupo CAI, que meció en sus brazos al que es, sin lugar a dudas, nuestro músico más universal. Hablamos del insigne Chano Domínguez, hoy jazzista consagrado y otrora alma de una banda que conforma, junto a grupos como Alameda, Triana o Imán, el panteón de la última gran aportación musical de Andalucía, tan lejana entonces de los "talent-shows" de copla descafeinada.


Entre 1978 y 1981, CAI editó tres discos (Más allá de nuestras mentes diminutas, Noche Abierta y Canción de la Primavera), marcando la senda de un camino que se inicia en un local de la playa de La Caleta -adaptado como estudio de grabación- y llega hasta la vuelta del grupo el pasado 16 de Abril en el Aulario de la Bomba. Allí presentaron nueva formación y nuevo disco (Metáforas de luz), alimentando así la esperanza de que aquel sonido legendario, enraizado y genial, no ha desaparecido para siempre.

Bienvenidos de nuevo los herederos de un momento único, los embajadores predilectos de nuestra música, los hijos de nuestro agobio y nuestro dolor.




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