lunes, 17 de mayo de 2010

El perfil: Olafur Elliason




En mitad la bruma, Olafur Elliason quiso crear el sol. Luchando contra la grisura de Londres, contra su eterna "Smog", el artista danés procuró crear un refugio de luz, un rincón brillante y gigantesco en mitad de la sala de turbinas de la Tate Modern, uno de los centros de arte contemporáneos más importantes del mundo. Aquello, que se llamó The Wheather Project, fue una especie de confirmación de lo imposible, sobre todo cuando la instalación fue utilizada por los londinenses como lugar de reposo, como escapatoria inverosímil a las frías paredes de piedra y al cielo cano que conforman el paisaje tradicional de la City. Sin embargo, aquella apabullante mescolanza entre arte y realidad, aquella elogiable capacidad de compartir con el pueblo llano su arte, tan sólo fue un logro más en una larga nómina de triunfos. Y es que Elliason está acostumbrado al aplauso, y su nombre, emparentado con el éxito.



Danés afincando en Berlín, a él se deben otras obras que merecen especial atención, como el proyecto The NY City Waterfalls, con el que dotó al puerto de la metrópoli estadounidense de unas espectaculares cataratas que transformaron el perfil de la ciudad. Soñador incansable, Elliason juega con la realidad como un ilusionista con una pompa de jabón: consciente de su fragilidad, pero capaz al mismo tiempo de transformarla. Y es que, como dijo Truffaut, "quienquiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. Su problema estriba en hacer interesante está locura".



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