miércoles, 21 de abril de 2010

Homeless Noise o "Éste no es otro estúpido grupo gaditano"


Hace un tiempo, algunos productores musicales de la calaña del infumable Alejo Estivel se inventaron una etiqueta, una especie de subgénero de radiofórmula que comenzó a llamarse, para fervor de algunos y espanto de otros, "sonido Cádiz". Así, sin anestesia. La fórmula era bien sencilla: rapiñear un par de voces agudas de alguna comparsa de carnaval, escribirle alguna letra sobre "sus novias morenas", "las calles de su Cai" y cosas así y darle al asunto un sonido de flamenco sordomudo, de verguenza con quejíos y guitarreos varios.


Y claro, como suele suceder cuando la industria dispone, la cosa se fue de madre. Legiones de fans entusiastas llenaban los conciertos, los otrora aspirantes a figuras del Falla se convirtieron en ídolos juveniles, y la caja registradora, kling kling, no paraba de sonar. Al amparo de este éxito, los hijos del "sonido Cádiz" se reprodujeron como moscas, y la ciudad quedó para siempre estigmatizada por una lógica asociación mental que unía "músico gaditano" con flamenquito del chungo. Normal.

Sin embargo, las cosas no son exactamente así. Solapado, confinado a escenarios como Supersonic o sala W, alimentándose de iniciativas como Mirador Pop y retumbando en La Báskula, un sonido diferente pero igualmente gaditano reclama su espacio, alejándose de estereotipos y apostando por una música de calidad.

Hoy nos ocupamos de Homeless -una de las bandas indies más interesantes de la provincia-, pero podríamos hacerlo, indistintamente, de Kool, de The Capris, de Los Lantánidos o de los Commonplaces, nombres todos ellos merecidamente reseñables y ejemplo de esta no siempre apreciada alternativa musical.


Homeless bebe de influencias británicas, apuesta por el sonido contundente, por las letras pegadizas y acertadas y se inscribe en la línea de nombres míticos del indie español. Reconocidos por autoridades como Julián Ruiz (Radio 3) y habituales en los escenarios de la provincia, su apuesta merece una escucha atenta, por simple disfrute y por gratitud a quienes escapan de lo de siempre y demuestran que Cádiz es, afortunadamente, mucho más que un sólo sonido.









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