Resulta que, sin comerlo ni beberlo, nos hemos colado casi en el ecuador del 2010. Esto nos sitúa, como gaditanos, en una situación comprometida, toda vez que ese Edén de parabienes, ese Maná del desarrollo, esa bicoca llamada 2012 se acerca peligrosamente, y nosotros, empecinados en seguir con nuestra triste tradición, vivimos con el culo al aire y con poquísimas perspectivas de celebrar un Bicentenario a la altura de lo que se conmemora.
El caso es que en mitad de este paripé, el último asalto entre los dos partidos mayoritarios viene a cuento de la posible contratación -ahora parece que frustrada- de Pérez-Reverte como comisario de una magna exposición -ejem, ejem- sobre el Cádiz constitucional, cuya organización correría a cargo del Ayuntamiento. El problema, cómo no, tiene que ver con el dinero, con los 150.000 euros que el Consistorio gaditano está dispuesto a pagar, así, a tocateja, al escritor cartagenero. Pero vayamos por partes.
¿Qué ofrece Pérez- Reverte? Repercusión mediática (imprescindible) y resultados (innegables, viendo la trayectoria del escritor). Pero ¿merece la pena a este precio? Pues sinceramente no. Según los párametros que maneja la ICOM (Consejo Internacional de Museos) y otros organismos de gestión cultural, para un profesional de la materia, 30.000 euros es un sueldo más que bien pagado. Esclarecedoras resultan en este sentido las declaraciones al diario Público de Yolanda Romero, directora de la Asociación de Directores de Museos, que rebaja la cifra a 18.000 euros en el caso español y marca el límite de los 80.000 euros como umbral máximo en el caso de "una gran bienal internacional de arte". Algo, sobra decirlo, muy diferente a lo que se quiere organizar en Cádiz...
De acuerdo entonces en la obscenidad que significa ofrecer esa cantidad por comisariar la exposición, hagámonos la siguiente pregunta: ¿qué alternativa ofrece la otra cara de la moneda política? Pues lo de siempre. El nombramiento de otro de los omnipresentes del Cádiz cultural y académico, alguien que viene acaparando desde hace lustros todos los encargos de este tipo, sin que ello signifique que desde aquí se infravalore su valía. Pero ahora bien, si verdaderamente queremos darle un impulso serio al 2012, ¿no hay vías intermedias entre el derroche populista e injustificado y la continuidad con los mismos de siempre? ¿No sería mejor, contando con la ayuda de todos, dar el timón de la efemérides a profesionales en la materia de nivel reconocido? ¿No sería eso conjugar la proyección mundial del 12 con una inversión económica lógica?
Pues seguramente sí, pero sin estas movidas, sin estos tira y afloja de patio de colegio, los columnistas se aburrirían, se acabaría la política local de venas en el cuello y a más de uno, y de dos, se les acabaría el negocio. Y eso, claro, no puede pasar.
Así que nada, preparénse para el ridículo y compren palomitas para disfrutar a gusto de la pantomima que entre unos y otros tienen montada aquí, y cuando llegue el 12, comprueben los resultados.
Habrá merecido la pena. Seguro....
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