lunes, 19 de abril de 2010

Desde la insurgencia: fabrikando "la otra" cultura gaditana







Cádiz es una ciudad anestesiada. Sin perspectivas de futuro, sin debate político, sufriendo el éxodo masivo de sus jóvenes y resignándose a que su única actividad sea procurar una suerte de "descanso del guerrero" a los foráneos que en verano copan sus viviendas, la ciudad vive en una cómoda indolencia, asumiendo que el futuro, muy probablemente, no será mucho mejor. Es Cádiz una ciudad donde la preocupación generalizada es el mantenimiento de lo que Enrique Alcina (http://ealcina.blogspot.com) llamó el "triángulo mágico del chauvinismo gaditano" - ya saben, Carnaval, Semana Santa y Cádiz CF-. Es Cadiz, al fin, un terreno yermo, sin perspectivas ni futuro, un terreno abonado por el inmovilismo, la resignación y un permanente estado de crisis, como si anduviese atrapado en un doloroso bucle ante el que nadie parece dispuesto a reaccionar.

En tal estado de cosas, la cultura -o "lo cultural", como prefieran-, parece aquejado de los mismos males. Aunque cuenta con cierto nivel de actividad, la vida cultural de la ciudad gaditana se resume a un número limitado de lugares comunes en los que coinciden, como en un interminable día de la marmota, las mismas "personalidades", los mismos rostros. Son aquellos que al tiempo que ostentan cargos en la Universidad, son asiduos a Ateneos, mítines políticos, columnas de opinión y demás "lugares de interés". Son los mismos que mientras escriben letras de Carnaval, preparan la capa y el capirote para la Semana Santa; son diez o quince nombres, no más, que dirigen con mano férrea un mundillo cerrado, impermeable, tan repetitivo y carente de vida como podría esperarse en el caso de una ciudad que se ha convertido en un simple refugio de pensionistas y funcionarios. Son ellos los que mandan, y los demás, quienes les piden limosnas.

Sucede, sin embargo, que no todo el mundo se pliega a la dictadura de la "subvención" y el "habla bien de nosotros", y que existen quienes, ajenos a "croqueteos" y reuniones de chaqué, construyen espacios de pensamiento, de expresión libre y de reunión, sin más propósito ni objetivo que el de difundir cultura y fomentar un diálogo de mesas de bar, la expresión libre sin convenciones ni cargos. Es el caso de "La Fábrika", el primer centro cultural autogestionado de la ciudad, un espacio emblemático que ha superado, y supera, dificultades económicas y políticas, toda vez que quienes rechistan nunca son aceptados por los dueños de la opinión y la palabra.

Castigados con alquileres abusivos, importunados por visitas policiales injustificadas y buscando recursos hasta debajo de las piedras, el grupo de trabajo de La Fábrika continúa con su labor, un encomiable trabajo que oferta a los gaditanos talleres, exposiciones, música en directo, cineforums, conferencias, mesas redondas, actuaciones carnavalescas y un sinfín de actividades que dan luz a esta oscuridad desde un rinconcito de la Cruz Verde. Y todo ello, véase la paradoja, sin ningún ánimo de lucro. Aprenden enchaquetados y excelentísimos varios...

Es a ellos, y a otros tantos ciudadanos anónimos, a quienes se les debe gratitud por ofrecer una salida, un salvoconducto más allá de la lucha política entre administraciones, del asifixiante círculo de los petimetres oficialistas. Son ellos quienes, al fin, trabajan, sin portadas ni primeras planas, por ese Cádiz vivo, crítico y despierto que tantos han intentado soterrar.

Bendita insurgencia.


http://www.redasociativa.org/lfbrk/

0 comentarios:

Publicar un comentario