martes, 27 de abril de 2010

Entre Cádiz y Jerez, viviendo del cuento.




Más allá de rivalidades políticas, de enfrentamientos futbolísticos, de dirigentes advenedizos y de la mala baba de los eternamente apegados al terruño, entre Cádiz y Jerez existe una atracción comparable a la de los vecinos que se cruzan en el ascensor sin mediar palabra, pero que al mismo tiempo suponen una figura imprescindible en el universo de aquel que vive junto a su puerta.


Cádiz y Jerez son, de hecho, como aquellos familiares que se cruzan en las ocasiones especiales y se miran con recelo hasta el momento en que una copa de champán, un comentario gracioso o una anécdota común les convence de que aquel que tienen enfrente es algo suyo, y entonces la fiesta ya no puede parar. Más allá de estupideces, entre un lado y el otro existen vínculos innegables, conexiones familiares, sentimentales, laborales y de toda índole, mal que le pese a quienes ponen puertas al campo o diques a la mar.

Cursiva
De todo ello entiende, y mucho, el conglomerado artístico-amistoso que es Vivo del Cuento, una compañía itinerante, ambulante, personal y flamenca, que bebe del fino jerezano y de la bajamar de Cádiz con resultados inmejorables. De allá, de la tierra del amontillado y la campiña, les viene la oratoria gitana de Alberto y las artes musicales de Elena y Mariano. De acá, del lado azul y salado de la provincia, el compás percusivo del fenicio, de un Javi Prieto que forma parte de la desgraciada nómina de flamencos gaditanos que han de batirse el cobre lejos de la que es -a ver si enteran algunos- una de las patas indiscutibles del flamenco.

Semejante mezcla no podía salir mal, y quien suscribe da fe que no lo ha hecho. Tomando historias de la tradición gitana, adaptándolas a un ritmo guasón y casi chirigotero, derrochando sonrisas y alimentando un feed-back con el público de los que acaban en invitación en barra y palmas al compás, Vivo del Cuento anda derrochando arte por tierras catalanas, valencianas, gaditanas y otros lares, dejando alto el pabellón y clavando en la memoria de quienes los
escuchan la marca indeleble de sus catavinos cruzados.

Ahora que la cosa anda chunga, salud. Y como siempre, reconocimiento y gratitud con soniquete de alegrías a una pandilla de amigos que viven por y para el flamenco.



!Gloria!

http://vdcuento.blogspot.com/

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