Un año más, la atalaya marítima del Baluarte de Candelaria se engalana para acoger algo más de una semana de actos destinados a la celebración y enaltecimiento del libro, en clara correspondencia con el ya pasado 23 de Abril. En el caso gaditano, la Feria del Libro pasa por ser un evento menor en cuanto a asistencia, pobremente programado en cuanto a actos culturales tranversales y sospechosamente inclinado hacia posturas ideológicas muy claras en lo relativo a la contratación de los conferenciantes. Así, si en ediciones pasadas se sufrieron pregones esperpénticos como el protagonizado por Zoe Valdés -quince segundos cronometrados con canción seudocaribeña incluida-, hoy el atril se cede a la voz de Mario Vargas Llosa, mucho más acreditado literariamente pero igualmente encuadrado en el liberalismo político más feroz. Quiere pensar uno que tales reincidencias en los perfiles políticos son meras casualidades, pero en tiempos en los que Cádiz premia a Álvaro Uribe o Eduardo Zaplana "por su indudable contribución a la libertad", la casualidad y la desverguenza parecen extremos más que cercanos.
De cualquier forma, siendo justos y volviendo al tema que realmente nos importa, la nómina de autores contempla perfiles distintos, con la presencia de Rafael Escuredo -ex-presidente de la Junta de Andalucía-, Luis García Montero o Isaac Rosa, y la de otros tantos autores aparentemente alejados de cualquier clasificación ideológica,como Fernando Iwasaki, Eslava Galán o Ian Gibson.
La organización del evento, que transcurrirá entre el 8 y el 17 del presente, corre a cargo de la Asociación Provincial de Libreros de Cádiz, la Fundación Provincial de Cultura, el Ayuntamiento gaditano, la UCA, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de Diario de Cádiz y Unicaja como principales patrocinadores privados del evento.
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