En la era de la informática, cuando la pequeña pantalla pierde espectadores en favor de la sincronía, accesibilidad y flexibilidad de la red, un nuevo gigante televisivo ha surgido de las entrañas de ese gran monstruo global que son los EE.UU. Nacido en 1965 como canal eminentemente volcado en el deporte -fútbol americano y boxeo, principalmente-, la innovación ha estado desde entonces ligada al nombre de HBO. Entre sus logros figura el de ser la primera cadena en emitir por satélite, algo que en aquellos tiempos -1975- no dejaba de ser una utopía futurista, un nuevo gran paso para la humanidad. Innovadora también en la eliminación de publicidad -HBO se sostiene con los ingresos derivados de sus suscriptores-, esta libertad económica le ha permitido erigirse como símbolo de los transgresor, de lo atrevido, de una libertad de contenidos que no depende de la imagen corporativa de ningún mecenas comercial.
Hoy, HBO es conocida principalmente por ser la responsable de algunos de los mayores hitos dentro del mundo de las series televisivas. Entre los nombres fundamentales, algunos que son ya historia del cine, y que han conseguido el difícil logro de ser respaldados, al mismo tiempo, por un público entusiasta y una crítica subyugada a títulos como Los Soprano, The Wire, In treatmen (En terapia), Six Feet Under, True Blood, Roma, Carnivale, Entourage, Sexo en Nueva York o los eternos e inolvidables Fraggle Rock.
Y es que todo tiene cabida en el universo ecléctico de una cadena que es sinónimo de calidad en sus producciones. Mafiosos paradójicamente extrañables, maduras sexualmente insatisfechas, políticos corruptos, peligrosos narcotraficantes, terapeutas inestables, feriantes tullidos o vampiros que se alimentan de sangre embotellada, son algunos de los protagonistas que conforman el particular mundo de un emporio televisivo que emite en abierto en más de veinte países a través un número similar de canales, y que posee acuerdos con productoras cinematográficas del tipo de Warner Bros, Dreamworks o Twentieth Century Fox.
Justificadamente presuntuosa, la cadena se publicita con un esclarecedor eslogan: "No es televisión, es HBO".
Sea lo que sea, nos gusta.
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