martes, 30 de noviembre de 2010

Nautron respoc lorni vich: las lenguas imaginadas



El Instituto de lengua Klingston, sito en Pennsylvania (EE.UU), tiene un esclarecedor eslogan: " a battle of words". La institución, destinada a la enseñanza y el fomento de la lengua creada por el lingüista Marc Okrand para la saga Star Trek, tiene, en efecto, una difícil tarea: iniciar a sus 1.500 afiliados en el aprendizaje de una lengua sin parecido alguno con los idiomas vivos. Sus fuentes de inspiración son ,seguramente, un motivo de desánimo para sus estudiantes: las oraciones subordinadas del sánscrito, los pronombres del suajili, y algunas características de la lengua precolombina nahualht.




No es éste, sin embargo, el único ejemplo de creación de "lenguas ficticias" que acaban traspasando los límites de la obra para la que fueran creadas. Por notorio, cabe destacar el caso del élfico, que en sus dos variantes -el sindarín, basado en la sonoridad del galés, y el qenya, emparentado con el finés-, han creado toda una legión de admiradores dispuestos a hacerse pasar por moradores de la Tierra Media. El hermetismo propio de las lenguas que lo inspiraban ha dado como resultado un sistema verbal con una sonoridad casi desconocida y una estructura ciertamente difícil de aprender.


Pero hay más: como la neolengua, inventada por G.Orwell para su distopía 1984, caracteriza por éste como "la única lengua del mundo cuyo vocabulario se reduce cada año". En consonancia con el mundo represor y autoritario del Gran Hermano, las palabras se acortan, la expresión se limita. Como bien se dice en la obra "si algo no se puede decir, será más difícil que se piense o se defienda". Todo un resumen de una dialéctica filosófica que gracias a Aristóteles o Coseriu, ha venido torturando a generaciones enteras de filólogos...



Por escasa, hablemos de la lengua creada por Julio Verne para sus "20000 lenguas de viaje submarino". Un idioma del que sólo conocemos una frase, "Nautron respoc lorni vich", pronunciada por dos tripulantes a bordo del Nautilus. Por su sonoridad, citemos al nadsat, jerga que Anthony Burguess puso en boca de sus drugos (La Naranja Mecánica, 1962). Decimos jerga, porque el nadsat se limita a la invención de vocabulario, sin que medien estructuras sintáticas de ningún tipo. Sea como fuere, es conocido por su originalidad y también por su dificultad. Tanto que fue su propio creador quien afirmó que "asusta a los lectores... y con razón". El inglés clásico y el ruso no parecen una combinación demasiado asequible...


Pasando de puntillas por el aklo, que aparece en obras de Maclen y Lovecraft, llegamos, debilidades de quien suscribe mediantes, al gíglico, el lenguaje cortazariano que toma vida en el capítulo 68 de Rayuela. Entre noemas e hidromurias, La Maga y Horacio Oliveira encuentran un código que los aísla del mundo, y que sirve al autor para narrar una relación sexual bañada con neologismos. A través de enumeraciones breves y frases largas, Cortázar ralentiza o acelera el ritmo de la narración, creando un efecto lúbrico que da muchísimo pábulo a la imaginación.

Para muestra un botón: "Y sin embargo era sólo el principio, porque en un momento dado ella se tortulaba los hurgalios, consintiendo que el aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrostaba y los extrapuyaba".

Toda una trampa al lector, quien, como afirma Andrés Amorós, "se avergonzará, quizá, al comprobar cómo su imaginación ha recurrido a términos más gráficos que los empleados por el escritor". Efectivamente, que cada cual rellene los huecos.

Ficción y literatura, misterio e invención, lenguajes de nuevo cuño que hacen profundizar al lector/espectador en la historia y ayudan a encontrar nuevas lecturas. Quizá, porque como dijo Chaplin, "el verdadero significado de las palabras se encuentra al decir las mismas cosas de diferente manera".

Bruno Bozzetto: Una vita da cartone



En la década de los sesenta, mientras el mundo de la animación giraba en torno al recién fundado imperio de Hanna-Barbera, al tiempo que experimentaba con sus incursiones en el terreno musical (The Yellow Submarine, 1968) o disfrutaba del innegable liderazgo de Disney, el italiano Bruno Bozzetto (Milán, 1938) se servía de un medio aparentemente "inocente" para tratar temas que superaban en importancia a los romances principescos o las aventuras de superhéroes. Dos títulos (Vip, il mio fratello superuomo e Il signor Rossi) suponían el viraje definitivo de la animación europea hacia la sátira política, hacia una crítica inteligente que resultaba sútil y efectiva, pero nunca panfletaria.

Eran aquellos los años de las últimas tentativas utópicas, de las revoluciones socialistas, del desarrollo industrial y el auge del consumismo. En ese mundo contradictorio, empujado por dos corrientes antagónicas, Bozzetto dio vida al gris y anodino signor Rossi, una representación del italiano medio, de quien se enfrentaba por aquel entonces a una serie de cambios que conllevaban, en muchos casos, un aumento de sus problemas. La obra, considerada por muchos como su capolavoro, su mejor creación, marcó la vida de varias generaciones de italianos, y alcanzó los hogares españoles y alemanes. Con Vip, Bozzetto continuó esta línea, presentando la figura de un antihéroe que luchará contra el monopolio de la opinión y el poder de las alineantes empresas multinacionales. Todo ello empapado con dosis de humor y ternura, con los rasgos que caracterizaban a la matita genial del dibujante.


Años más tarde, sería Allegro non troppo (1977) otra de sus obras más celebradas. Un trabajo que lo alejaría de la sátira política y lo acercaría a la exploración de la condición humana. La obra, un film dividido en en seis episodios acompañados de famosas piezas de música clásica, pretendía ser una parodia de Fantasía (Disney, 1940), aunque en este caso la mirada se dirigiera a conceptos como la individualidad o la melancolía.


Últimamente volcado en la creación de animaciones en flash y la producción de series televisivas (La famiglia spaghetti, 2003), Bozzetto sigue tratando temas políticos, sociológicos y sentimentales con la lucidez que le caracteriza, mostrándonos aún hoy el juicio certero de quien demostró que tras la aparente inocencia, puede esconderse la mayor de las proclamas.




viernes, 12 de noviembre de 2010

MaClaim: El graffiti más allá de Banksy.






Antonio Gabarre, artista barcelonés encargado del novedoso proyecto de integración del graffiti que se viene llevando a cabo en Jerez de la Frontera, afirma que "el 10% de los jóvenes varones de las ciudades de más de 80.000 habitantes, pinta o ha pintado graffitis o realizado firmas". Hagan sus números.



Esta disciplina, surgida como fenómeno no artístico -pintadas protesta, declaraciones de amor, símbolos antibelicistas- vive hoy un auge espectacular, y parece destinada a integrarse en los museos como un vagabundo ignorado al que de repende se invita a cenar el día de Nochevieja. Los banquetes ya han empezado, y con el líder todopoderoso de este ¿movimiento? -el enigmático y anónimo Banksy- a la cabeza, centros de referencia como el Louvre, el British Museum o el MoMa han decidido hacerle un sitio en el selecto club del ARTE.


Así las cosas, los otrora despreciados artista callejeros son hoy la bandera de lo cool, y decenas de nombres comienzan a integrar las agendas de los mercaderes de lo contracultural. El brasileño Zezao o los norteamericanos TATSCRU son algunos de los integrantes de esa nómina.

Hoy, sin embargo, nos ocupamos de MaClaim, seguramente la mejor "crew" de grafiteros de toda Europa. Alemanes de Weimar, la ciudad de la república frustrada, su trabajo con el aerosol los ha situado en la cúspide del arte urbano desde que en 2001 dieran forma al grupo. Hiperrealistas, perfectamente compenetrados y absolutamente geniales, sus trabajos carecen de crítica política, lo que les diferencia ostensiblemente del gran referente mundial, pero comparten con la obra de Banksy el dominio de la perspectiva y la innovación en cuanto a los soportes. Para los interesados, un regalo: MaClaim Finest Photorealistic.
Que lo disfrutéis.
+INFO:

Muerte del poeta



Solía decir Carlos Edmundo de Ory que "del silencio viene todo". Cabría añadir que a él todos nos encaminamos, porque hasta su voz, rebelde e inconformista hasta el hartazgo, acabó por callar ayer en un pueblo perdido de Francia. Y es tanta la tragedia el pensar que no volverá a hablar, que sólo cabe consolarse con el recuerdo de lo que ya dijo. Que no fue poco.


Con su palabra constante, el poeta, el crítico, el ensayista, el genio, nos deja un legado inigualable. Obrero de la letra, aficionado a la vuelta de tuerca, fue innovador cuando ya se creía todo inventado. Principio y final de la vanguardia, este "postista" nunca satisfecho dio forma a ese "ismo que viene detrás de todos los ismos". Fue el ideólogo de un movimiento "post- revolucionario" que apostaba por la creación sin controles, por la poesía como juego, por el progreso y el paso adelante en forma de renglón y tinta. Por la brujería de la palabra. Pero además de ello fue un sonetista genial, un cuentista notable, el renovador del epigrama y un rebelde que se sublevó contra todos, incluso contra sí mismo.


Era Carlos Edmundo un individualista de masas, alguien que supo compartir con los demás su afortunada singularidad: "Soy otro porque soy otro cantar, fuera del coro de cualquier orfeón, músico de la vida soy solista".

Muere el poeta y llueven los homenajes, suplementos, panegíricos. Llegan las Fundaciones, las condolencias, pero permanece sobre todo su palabra, viva y presente en los ojos que le leen:


"Aquel que me oye y no ve mi cara


sintiéndome en sus carnes visceral


contempla mi experiencia musical


la poesía es silencio es boca ávara




Siempre busqué la oreja fina y rara


presta a escucharme de manera tal


que un nudo en la garganta le haga mal


al ser que mi alma abarca y acapara


En todos mis crujidos suenan pasos


de un hombre de madera misteriosa


como su misma voz del árbol mismo


Y la raíz de las palabras vasos


comunicantes de la misma cosa


la noche, el alma, el sueño y el abismo"

miércoles, 3 de noviembre de 2010

HBO: La nueva factoría de sueños.



En la era de la informática, cuando la pequeña pantalla pierde espectadores en favor de la sincronía, accesibilidad y flexibilidad de la red, un nuevo gigante televisivo ha surgido de las entrañas de ese gran monstruo global que son los EE.UU. Nacido en 1965 como canal eminentemente volcado en el deporte -fútbol americano y boxeo, principalmente-, la innovación ha estado desde entonces ligada al nombre de HBO. Entre sus logros figura el de ser la primera cadena en emitir por satélite, algo que en aquellos tiempos -1975- no dejaba de ser una utopía futurista, un nuevo gran paso para la humanidad. Innovadora también en la eliminación de publicidad -HBO se sostiene con los ingresos derivados de sus suscriptores-, esta libertad económica le ha permitido erigirse como símbolo de los transgresor, de lo atrevido, de una libertad de contenidos que no depende de la imagen corporativa de ningún mecenas comercial.




Hoy, HBO es conocida principalmente por ser la responsable de algunos de los mayores hitos dentro del mundo de las series televisivas. Entre los nombres fundamentales, algunos que son ya historia del cine, y que han conseguido el difícil logro de ser respaldados, al mismo tiempo, por un público entusiasta y una crítica subyugada a títulos como Los Soprano, The Wire, In treatmen (En terapia), Six Feet Under, True Blood, Roma, Carnivale, Entourage, Sexo en Nueva York o los eternos e inolvidables Fraggle Rock.





Y es que todo tiene cabida en el universo ecléctico de una cadena que es sinónimo de calidad en sus producciones. Mafiosos paradójicamente extrañables, maduras sexualmente insatisfechas, políticos corruptos, peligrosos narcotraficantes, terapeutas inestables, feriantes tullidos o vampiros que se alimentan de sangre embotellada, son algunos de los protagonistas que conforman el particular mundo de un emporio televisivo que emite en abierto en más de veinte países a través un número similar de canales, y que posee acuerdos con productoras cinematográficas del tipo de Warner Bros, Dreamworks o Twentieth Century Fox.


Justificadamente presuntuosa, la cadena se publicita con un esclarecedor eslogan: "No es televisión, es HBO".


Sea lo que sea, nos gusta.

+ Info:


domingo, 24 de octubre de 2010

Eduardo Galeano: Fútbol a sol y sombra


Nadie escribió de fútbol como Eduardo Galeano. Adicto al opio del pueblo, recriminado por los intelectuales "que aman a la sociedad pero detestan a la gente", este periodista y narrador uruguayo llevó a sus más altas cotas la unión entre el balón y la palabra, entre la frase sugerente y bella y la gambeta misteriosa y exacta.

Rioplatense -cómo no-, tras sus palabras se adivina la herencia del voseo encendido en la voz de Víctor Hugo Morales narrando un gol de Maradona, o la prosa reflexiva y certera del Negro Fontanarrosa. Son sus escritos un reflejo de su admiración humilde y sincera por algo tan intrascendente y enigmático como la confrotación de once hombres, cuerpo a cuerpo, luchando por el control de una pelota.

Pero sucede que más allá de eso hay mucho, por más que se resistan a entenderlo los dueños de la intelectualidad y el buen gusto, los ascetas de lo popular, los ermitaños que con frecuencia sólo se soportan ellos mismos. Galeano habla de la historia triste de las carreras truncadas, de la supervivencia a mordiscos y regates en una favela cualquiera, de la portería y el césped como tablas de salvación. Cuenta historias del silencio inmenso en los estadios vacíos, de la dignidad de los equipos torpes y luchadores, de los negros brasileños teñidos de añil para poder golpear la pelota delante del público, del fútbol silente y luchador contra la represión, de los campos y sus gradas como efímeros espacios de liberación.

Son sus escritos un recorrido certero por nombres y lugares, por pequeños pedazos de una historia que acabó por ser la de uno de los mayores espectáculos del mundo. Meazza, Zamora, Andrade, Zarra, Garrincha, Di Stéfano; Pelé, Maracaná, Boca; Beckenbauer, Müller, La Bombonera. El poema de Alberti a Platzko, los inicios del Chillida jugador, la revelación de Albert Camus sólo en la portería esperando al incierto balón, entendiendo que la vida es como la pelota, que "nunca viene por donde uno espera que venga". O la arrogancia truhanesca de George Best, o el antifascismo militante del St. Pauli, o el orgullo decidido del Athletic, o dos niños cualquiera que sudan y compiten por un balón en una calle perdida.

Si el fútbol es el opio del pueblo, y su nueva religión, comienzan a ser necesarios los profetas, alguien que baje del Parnaso y escriba sobre el "descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad". Alguien que describa, con su verbo exacto, la inmutable pasión de un hincha por lo único que, según Nick Hornby, es inmutable en la vida: el amor irracional y fanático por un club, un escudo, el olor a césped y las gradas llenas, la expectación letal tras el primer silbido.

"En el círculo central, los capitanes intercambian banderines y se saludan como el rito manda. Suena el silbato del árbitro y la pelota, otro viento silbador, se pone en movimiento. La pelota va y viene y el jugador se la lleva y pasea (...). En la inmensidad de las tribunas, las voces suenan".

El partido comienza. Galeano escribe.



jueves, 7 de octubre de 2010

El hablador premiado: un Nobel para Mario Vargas Llosa.




Acostumbrando a los flashes y a la luz de cegadora de la atención mediática, imaginamos a Vargas Llosa, el patriarca de las letras peruanas , sereno y conmovido, digiriendo aún el enorme impacto que supone ser premiado con un Nobel. Este reconocimiento, cumbre de la gloria para muchos y desgracia para otros, significará la ascensión definitiva del arequipeño al club de los "elegidos", cónclave al que, sospechamos, pertenecía extraoficialmente desde hace mucho tiempo.

Político voluntarioso, narrador genial, profesor, crítico, juez y parte del auge de las letras sudamericanas e intelectual inigualable, desde Suecia se premia ahora una carrera prolífica, que se iniciara en 1962 con La ciudad y los perros, y que ha transitado, con perfecto equilibrio, entre el ensayo y la narración, entre el relato y la novela. Narrador apasionado de la realidad peruana, Vargas Llosa construyó algunos de los episodios imprescindibles de la literatura sudamericana post-boom, demostrando que tras la explosión aún quedaba una inigualable onda expansiva. Y todo ello con la técnica genial de quien habló de la incertidumbre, del miedo, de la humanidad, de la política, de la radicalidad o del humor con un ansia imparable.

En una academia de Suecia se premia a Vargas Llosa, y su nombre resuena con fuerza en los altavoces mediáticos de todo el mundo. Aguardan homenajes, estudios, conferencias, simposios; espera la insaciable sed de los mass-media, pero perduran las frases certeras de quien vuelve hoy a sonar con más fuerza que nunca en nuestros oídos, más cerca de la tinta que de la urna, como corresponde a uno de los dueños geniales del verbo y la palabra.

+INFO:

http://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Vargas_Llosa

http://www.mvargasllosa.com/

Noticia de la Vanguardia



lunes, 4 de octubre de 2010

Tiempo de leyenda: Génesis del mito.


Dicen que la genialidad es pariente de la tristeza. Que sólo a través de ésta, de la desolación y
el desconsuelo, el hombre puede crear la belleza. Para desmentir este dogma -y otros tantos-, en 1979 se reunió una pléyade genial de hombres alegres, embriagados por el espíritu de la jarana y la alegría excitante de la juerga. El resultado, además de una experiencia vital irrepetible, fue uno de los discos cumbre del flamenco, y muy probablemente de la música contemporánea española: La Leyenda del Tiempo.

Aquellos hombres (Camarón, Tomatito, Rubem Dantas, Jorge Pardo, los hermanos Amador, Diego Carrasco, Kiko Veneno, etc) rubricaron su firma en la declaración de guerra definitiva a la ortodoxia flamenca. Adentrándose en el camino que otros ya habían iniciado, se decidieron a vestir con nuevos sones al arte ancestral de la zarza y la lumbre, al viejo cante de las gargantas oscuras y resecas. Aunque se deba reconocer el primer paso a los precursores del rock andaluz -con Smash a la cabeza- fueron ellos quienes, desde dentro, se arriesgaron a golpearse definitivamente contra la pared.

De todo ello, y de las vivencias personales de quienes participaron en el proyecto, habla Tiempo de Leyenda, un documental de José Sánchez Montes construido a modo de pequeñas entrevistas y sazonado con grabaciones inéditas que justifican aun más si cabe su visionado.

Proyectado en la última edición de Alcances, el último trabajo del cineasta granadino nos traslada a la génesis del mito, a un tiempo de leyenda, a un momento irrepetible en el que entre palmas y compases surgió la genialidad para desmentir a los dogmáticos y empapar a los tangos, las bamberas o los jaleos de un aura nueva. Qué viva la alegría.

+ INFO:

VER DOCUMENTAL


http://granadablogs.com/josesanchezmontes

lunes, 27 de septiembre de 2010

Nick Hornby



A Nick Hornby podría catalogársele como un tipo normal. Lejos de la impostura barata y superflua de quienes no tienen nada que decir, este acérrimo hincha del Arsenal tiene en la cotidianeidad su objetivo, y en las historias de la gente de a pie, su inspiración. Londinense, melómano convencido y famoso por obras como Alta Fidelidad –llevada al cine por John Cusack y Stephen Fears-, su literatura anda a medio camino entre el realismo y la sentimentalidad, rozando con los dedos la confirmación de que las grandes historias son aquellas que suceden a quienes no son oficialmente grandes.

Vendedores de discos sentimentalmente fracasados, matrimonios burgueses en pleno desencanto, suicidas de todo pelaje que coinciden justo antes de saltar al vacío, gurús de la new wave postmoderna e incluso el propio Hornby ataviado con los colores rojo y blanco del equipo de su alma, son algunos de los personajes que conforman el universo particular de uno de los mejores retratistas de la insatisfacción, de la desesperanza habitual de quienes forman parte de la masa, de aquellos que tienen vetados los flashes y la alfombra roja de la popularidad.

En plena actualidad por su incursión como letrista en colaboración con el músico Ben Folds, su nombre forma parte de la nómina de los autores imprescindibles, de quienes, lejos de la historias supraterrenales, apostaron por considerar a la literatura un reflejo mágico pero real de la misma vida. Un ejercicio de mímesis privilegiada por parte de quienes supieron entender que las mejores historias esperan a la vuelta de la esquina.

+ Info:

http://es.wikipedia.org/wiki/Nick_Hornby

http://www.barcelonareview.com/30/s_nh_ent.htm

jueves, 9 de septiembre de 2010

Zuidplein Theater: Cuando Babel toma la escena.


Mientras media Europa padece el auge de la extrema derecha, el asentamiento de la intolerancia cultural y el pavor a una globalización que es ya imparable, Rotterdam hace del mestizaje su bandera. Con un 48% de población no nativa, y gobernada por el inmigrante marroquí Ahmed Aboutaleb, la ciudad se mueve y crece en torno a la idea del respeto, de que la diferencia jamás puede ser algo negativo. Considerando que hablamos de la segunda ciudad en importancia del país y vértice de un área metropolitana de 2,82 millones de habitantes, sus logros en el terreno de la interculturalidad no parecen cualquier cosa. Hoy, Rotterdam es un lugar próspero, seguro, donde el otro no es el contrario, sino el complemento.

En este contexto de ciudad abierta y participativa, la CULTURA, escrita con mayúsculas, no podía constreñirse en el canon, no podía plegarse sobre sí misma y negar una realidad que inevitablemente la empapa y condiciona. Y no lo hizo. Con 1998 como punto de partida, la trayectoria del teatro Zuidplein es sin duda el ejemplo más llamativo de este “laissez faire” respetuoso, del abrir las puertas al que llega sin preguntarle “de dónde”.

El Zuidplein, uno de los grandes centros escénicos de la ciudad, adoptó en aquel entonces una decisión que lo significa y caracteriza: la de dejar en manos del pueblo, y de los representantes de sus grupos étnicos, la programación del teatro. Relegando a los programadores al papel de meros asesores, la primera palabra pertenece a un grupo de ciudadanos voluntarios que conforman la programación después de recibir -de forma gratuita- la formación conveniente. Samoanos, jamaicanos, surimaneses, asiáticos, gitanos o ucranianos se unen entonces en un comité plural, democrático y rotatorio que llega a incluso a idear espectáculos de producción propia. Mediante este procedimiento único en Europa, el Zuidplein ha visto incrementado su índice de asistencia hasta convertirse en uno de los teatros con mayor índice de asistencia de toda Holanda.

Todo ello para confirmar que la utopía del mestizaje, la verdad de la tolerancia y la riqueza de la diversidad son algo más que etiquetas manidas de propaganda barata, que se puede y se debe confiar en ellas como productos que enriquecen, como un patrimonio en forma de escudo contra la sinrazón de quien ve en su tierra la única tierra, y en su gente, la única gente.

Cuando Babel toma la escena, los espectadores aplauden, y el mundo, y su teatro, parecen un poco mejores.

+INFO:

http://www.theaterzuidplein.nl
http://www.rotterdam.info

martes, 31 de agosto de 2010

Alcances 2010




La Muestra Cinematográfica del Atlántico, vulgo Alcances, es el resultado de un sueño, la confirmación de una quimera. En un Cádiz en blanco y negro, anquilosado en el retraso cateto y endémico de la dictadura, el chiclanero y gaditanísimo Fernando Quiñones concibió una idea, un proyecto descabellado al que puso un nombre cuanto menos significativo, un título que sugería acercamiento, proximidad, llegada. Y es que era de eso de lo que se trataba. Alcances, ideada en su origen como una muestra artística multidisplicinar, era un intento de acercar a Cádiz expresiones culturales que le quedaban muy lejos, ya fuera por el muro atroz y pétreo del franquismo o por la propia condición periférica de la ciudad.

Perseguido por los censores, y hostigado por los franquistas, el festival cultural gaditano por antonomasia resistió tras las barajas echadas, se publicitó gracias al boca a boca, y sobrevivió, al fin, bajo las luces tenues y silenciosas de la clandestinidad. Luego, ya en tiempos de democracia, se especializó en el cine, en ese septimo arte que acabó por darle su forma definitiva. La cultura, de nuevo, había superado los obstáculos de la represión, y se ofertaba a la ciudad en forma de un festival consolidado e inquieto.

Sin embargo, el tiempo -y la lógica- quisieron poner las cosas en su sitio, y la competencia de otros festivales de cine de ciudades cercanas -Huelva, Sevilla y Málaga, principalmente- relegó a Alcances a un lugar residual, casi anecdótico, que no hacía justicia al esfuerzo de su creador y de quienes habían aportado su grano de arena para que esta pequeña utopía se convirtiera en realidad. Con la muerte de Fernando Quiñones y la continuidad de este progreso de decadencia, el festival tuvo que reiventarse, buscando formas alternativas de expresión que no supusieran una renuncia a su propia esencia.

Y en ese punto nos encontramos. Hoy, Alcances es un lugar de referencia para el género documental y una cita emergente para el mundo del corto. En la cita del 2010, como cada año, la organización pone a disposición de un público cada vez más numeroso y fiel,un considerable número de documentales, agrupados en categorías que oscilan entre la música y el arte , entre la política y la realidad latinoamericana, sin olvidar, por supuesto, a creadores gaditanos como Alejandro Domínguez u Oliva Acosta.. Pero como nunca es suficiente, la cita se complementa con conciertos -flamenco, swing, folk o música clásica-, exposiciones pictóricas o mesas redondas, que contribuyen a dar más fuerza si cabe a una cita obligada para los amantes de la cultura, para quienes quieran disfrutar de una propuesta asequible que confirma que esta ciudad, al fin, alcanzó lo que buscaba: una puerta para expresarse, otro puente más para abrirse al mundo.

+INFO:

http://www.alcances.org

http://www.tertuliaandaluza.com/cultura/cine/muestra-cinematografica-del-atlantico/




lunes, 16 de agosto de 2010

Noche Blanca de la Cultura 2010 (De Sol a Sol)




Mientras las nubes presagiaban una puesta de sol frustrada, miles de gaditanos y visitantes comenzaban a arremolinarse en la entrada del Castillo de San Catalina. Lo hacían para dar salida a la segunda edición de la Noche Blanca de la Cultura, que contaba con una más que considerable aceptación popular después del exitoso estreno del año pasado. De sol a sol, de punta a punta, desde el anochecer hasta el alba, Cádiz volvió a ser tomada por compañías de teatro, grupos de música étnica, tocaores flamencos, pintores, poetas, bailarines, acróbatas y, sobre todo, por un público entusiasta que quiso participar del segundo ensayo general de una ciudad deseosa de reivindicar su papel de epicentro cultural. Una vez más, una única vez en todo el año, la capital gaditana volvió a hervir en una noche larga e inolvidable, en una muestra más del interés que despiertan las actividades programadas con cabeza y mimo. Serán algunos de esos actos -y otros paralelos- los protagonistas de nuestro artículo.



Puestas de Sol (Castillo de Santa Catalina)


No pudo ser, pero fue. A falta de una amanecer de arreboles, y ante la presencia ingrata de las nubes, las espectaculares vistas de La Caleta no lo fueron tanto (si es que esto posible), y el acto que suponía la inauguración de la gran noche cultural gaditana quedó un tanto deslucido. A pesar de ello, y gracias al buen hacer a los platos de Dj Kultur Ambient (con una combinación perfecta de pop atmosférico y reggae) y de la animosidad y perfección en el baile de David Nieto (ganador del reciente concurso nacional de baile por alegrías de La Perla), el pistoletazo de salida que se disparó desde el Castillo de Santa Catalina convenció, y mucho, a las cerca de quinientas personas que gozaron con sus ojos, se volvieron frenéticas con sus pies y se deleitaron con sus oídos en un paisaje privilegiado que anticipaba todo lo bueno, y fue mucho, que estaba por venir.





Cecilio Chaves

Con la geometría como bandera, con los cuadrados que conforman las fachas gaditanas como punto de partida, Cecilio Chaves ha dibujado su propia visión de Cádiz, teñida de la cal de sus fachadas y el azul intenso de su cielo. Si como dijo Alejandro Dumas, Cádiz debe visitarse mirando al cielo, la colección C2 es un intento admirable de captar esa luz que levanta las cabezas y ciega los ojos. A través de un trabajo multidisciplinar, que se sirve de los lienzos, los trípticos o las cajas de luz, la ciudad queda esbozada en un retrato certero que ocupa, más que merecidamente, uno de las salas expositivas del Castillo de Santa Catalina.







Makú

Generalmente, los hermanamientos entre ciudades parecen depender de un criterio político arbitrario y cuanto menos discutible. En otros, sin embargo, las causas parecen evidentes. Tras vistar la exposición del artista colombiano Maku, expuesta igualmente en Santa Catalina, el visitante comprende el por qué de la necesidad de establecer vínculos permanentes entre Cartagena de Indias y Cádiz. Murallas, mar, bahía, colores y carnaval; rasgos que nos identifican como realidades distantes pero definitivamente hermanadas. De esa tierra lejana pero familiar nos habla "Cartagena de Indias, patrimonio histórico del mundo", un recorrido colorido y naïf por la geografía, las tradiciones, los habitantes y el alma de Cartagena, una de las perlas monumentales y paisajísticas de Hispanoamérica. Alegres, detallistas hasta el extremo y rezumantes de amor por una tierra mágica, las obras de Makú son de visita obligada para quienes quieran sumergirse, aunque sea por un momento, en las tierras mágicas del otro lado del óceano.




Dos orillas Esemble

También del otro lado, aunque esta vez con la mirada hacia el sur, surge la conexión mágica que dio lugar al que fue, en la modesta opinión de quien suscribe, el acto estelar de la II Noche Blanca. Combinando los sones hipnóticos del cimbalión con la sensualidad punzante de la guitarra, fusionando la voz profunda y honda de la canción árabe con el quejío furioso del flamenco y buscando, al fin, el abrazo en mitad de las aguas revueltas, el combinado de artistas que se dio cita en la playa de la Caleta dejó un gratísimo sabor de boca en un público que, participativo y atento, se dejó llevar por una atmosfera mágica de luces tenues y voces rotundas. Con la representación gaditana encarnada por Samara Montáñez (al cante), El Niño de la Leo (al toque) y la participación en el fin de fiesta de Lydia Cabello, el matrimonio flamenco- magrebí dio un resultado excelente, versión de La Tarara incluida.


Todo ello para completar una actuación mágica que junto con la representación de la obra Cyrano por parte de Teatro Satarino (ya reseñada en este blog), supuso el punto más alto de una noche en que el arte supo lidiar con el calor y el levante,y en el que los gaditanos, al fin, disfrutaron de una propuesta cultural rica, accesible y gratuita.

martes, 10 de agosto de 2010

Teatro Satarino: Cyrano, Fulano y Mengano.


En el reflejo de la vida que es el teatro la verdad gusta de aparecer desnuda. Aquellos que la enmascaran con escenografías imposibles, efectos extraordinarios y cualquier otro maquillaje artificial, se ven delatados como contadores de historias que, para su desgracia, no tienen nada que contar. Es por ello que antes de hacer cualquier otra valoración, conviene destacar la apariencia franca con la que se presentan sobre las tablas los integrantes de Teatro Satarino, compañía gaditana conocida -y reconocida- por montajes como La Gran Final o El nombre de la cosa. Ellos, como decimos, huyen de la artificiosidad barata apostando por impresionar al público con el mejor de los ardides: la abudancia de argumentos y la calidad de un texto tocado por la varita de la genialidad.
En Cyrano, representada en el Colegio San José de San Fernando, la "poquedad" escénica es una cualidad más que elogiable; ya sea por todo lo que esconde de sinceridad o por el aprovechamiento genial que la compañía hace de su escenario.


Y es que Cyrano, basada en la película dirigida por Rappeneau y protagonizada por Gerard Depardieu, es una obra para disfrutar con los oídos, deleitándose con el verbo afilado y puntiguado que toca al espectador como un florín afilado, venga éste en forma de impecable balada o de guasa inteligente.
Cabe también servirse de los ojos, para contemplar ese baile de identidades en el que los personajes caen como fichas de un tablero, brillando los actores como teclas coloridas y circulando entre las bambalinas y las tablas el ir y venir de la genialidad, alegre e hipnotizante como un molinillo.
O quizá darle también trabajo al paladar para degustar un teatro impregnado del sabor del sainete y la chuflilla, del magisterio antiguo de quienes entienden el humor como prolongación natural de las neuronas, como arma definitiva para dar trasfondo y hondura a lo que sucede en escena.

Con tales argumentos, aderezándolos con una declamación casi perfecta y la genialidad de sus improvisaciones, Teatro Satarino desgrana las andanzas del infeliz Cyrano, poeta genial, caballero malencarado y víctima de esas apariencias que tanto engañan, aunque en el caso de Satarino, éstas fueran francas. Todas las cualidades conocidas de la compañía y todos las buenas referencias sobre ésta se vieron confirmadas en una representación que dejó al público la sensación del "querer más", y a quien suscribe, muchas ganas de seguir los pasos de un grupo de teatro heredero de la cosmogonía de su tierra y dotado, como el cadete gascón, con el don de darle brillo a la palabra.

martes, 3 de agosto de 2010



Cartier-Bresson: la sincronía del instante



Para Henri Cartier Bresson, el instante era aquel momento en el que se alineaban, en mágica comunión, "la cabeza, el ojo y el corazón". Durante toda su vida, la búsqueda de ese instante decisivo, de esa parte del presente que merece ser conservada, fue una obsesión constante. Nacido hace poco más de cien años (22/08/1908) y fallecido hace seis, su vida contiene visos de aventurero, de artista romántico que recorrie el mundo para acabar erigiéndose como uno de los mitos fundamentales de la fotografía. Desde que en 1932 adquiriera su cámara Leica, el devenir de Cartier-Bresson no fue otro que el de deambular buscando siempre nuevas respuestas, defendiendo el carpe diem de la belleza, el momento único que pude cambiar el mundo para siempre.

Por y para ello, escenarios como Andalucía, China, India o Estados Unidos fueron testigos de la búsqueda incesante de un hombre que supo comprometerse a través de la belleza. Un compromiso derivado, quizá, de su detención, durante treinta y cinco largos meses, a manos de los nazis. A su vuelta, y antes de exiliarse definitivamente en Estados Unidos, l´enfant magnifique de la fotografía mundial retrató la alegría de la liberación, el escenario feliz de un París post-bárbaro en el que, afortunadamente, sí volvió a crecer la hierba.

Con sus fotografías en blanco y negro, calmadas, eternas, en las casi puede leerse el silencio, Cartier Bresson dejó la herencia magnífica de la memoria, conservando nuestro pasado y alimentando nuestro futuro.
Y todo ello con la humilde simplicidad de quien siendo preguntando por sus hábitos diarios respondió:

"¿Qué cree que hago? Simplemente miro.





+INFO:

Fundación Cartier Bresson

Cartier Bresson en el MoMa

Exposición en Cádiz



sábado, 31 de julio de 2010

Neuer Deutscher Film, toma II: Y Alemania reinventó su cine



En 1927, Fritz Lang aupó a la mítica UFA (Universum Film AG) a niveles artísticos hasta entonces insospechados. La productora, a quien ya se debían películas del calibre de El gabinete del doctor Caligari alcanzó con Metropolis un prestigio que encumbró a Alemania a los altares del cine mundial. Onírica, inteligente y adornada con una fotografía impecable, esta distopía futurista abrió la senda de la ciencia ficción, reafirmando al país germano en el lugar cinematográfico que ya siempre le correspondería: el de la más innovadora vanguardia.

Incluso en la negrura avasalladora del nazismo -éxodo inclusive de Dietrich, Wilder y Lang-, el séptimo arte encontró su rayo de luz, encarnado esta vez en la persona de Leni Rienfestahl, la directora del eterno abucheo ideológico y de la perenne ovación artística. Con Olympia, un documental de rasgos épicos que reflejó como ningún otro la belleza plástica del deporte, parecía cumplirse otra vez la máxima de que calidad y cine alemán eran dos conceptos ligados, las partes indisolubles de un silogismo que la historia se ocupaba de confirmar. Desde entonces hasta ahora, nombres como Win Wenders o Werner Herzog marcaron una línea de continuidad que llega hasta nuestros días, en los que la pantalla sirve como medio de expresión para un país que no deja de psicoanalizarse.


De entre todas las obras recientes de la industria alemana, cabe destacar por su simbolismo a El Hundimiento (Der Untergang), el más arriesgado retrato de los últimos días de Hitler, el más valiente acercamiento a la figura del gran tabú colectivo de Alemania. Gris como el mismo nazismo, asfixiante y angustiosa, la película protagonizada por Bruno Ganz recibió el aplauso unánime de la crítica y de un pueblo que se enfrentaba por fin a los fantasmas de su nefasto pasado.

En la misma línea autocrítca y reflexiva se presentaba La Ola (Die Welle), de Dennis Gansel. Si en El Hundimiento los fantasmas se disfrazaban de pasado, en este éxito de taquilla cobraron apariencia de amenazante condicional. Y es que la conclusión es lógica: basta con pequeñas dosis de fanatismo, de gregarismo irracional y de enemigos comunes para que la llama pueda prender de inmediato. Una llama de intolerencia, fanatismo, traiciones y alienación, como si la sociedad entera se prestara vigilar, uniformándola, La Vida de los Otros (Das Leben der Anderen).
Y para acabar de reflexionar acerca del pasado político, nada mejor que una escapada en clave de humor, que una mirada tragicómica a la añoranza de un país que ya no es. Good Bye Lenin!, de Wolfgang Becker, cierra el círculo con su humor amargo y su pregunta de fondo: ¿hasta qué punto puede la política erigirse en el problema central del ser humano? Observando la corriente del nuevo cine alemán, no podemos dejar de considerarla una pregunta retórica...

Sea como fuere, mientras Alemania depura responsabilidades, lame sus heridas y airea sus sombras dándoles luz, los espectadores nos regocijamos con la genialidad de sus propuestas, agrandando la extensa lista de nombres -Daniel Brühl, Francka Potente, etc- a los que merece la pena seguir la pista. Talentos para continuar, con nuevos aires, una historia cinematográfica inigualable.

Danke Schön, Deustchland!

martes, 27 de julio de 2010

Ucronías: El condicional hecho presente (I)



Dicen que el destino lo deciden los pequeños detalles. En la eterna bifurcación entre lo que pasó y lo que pudo haber pasado se decide el devenir del tiempo, como si al final todo dependiera de una elección caprichosa, de un encuentro casual, de una decisión desacertada o de cualquier otra pequeña eventualidad. Siendo esto así, siempre cabe preguntarse ¿qué habría pasado si...?, la eterna duda de ese heterogéneo club que componen, en franca solidaridad, los melancólicos, los curiosos y los insatisfechos.



En este ejercicio de especulación destaca la ucronía, una suerte de género literario dedicado a la hipótesis a posteriori. Esta corriente, a medio camino entre el arte y la historia, entre la fantasía y la realidad, tiene cada día más adeptos. De la posibilidad hecha verdad, y de algunos de sus productos artísticos, hablaremos en este artículo.


¿Qué habría pasado si José Antonio Primo de Rivera hubiera sobrevivido a la Guerra Civil? ¿Cómo sería una Europa post-bélica rendida al ideario y control del Tercer-Reich? ¿Y si fuera Cataluña el germen de España y Castilla un bastión secesionista? Ésta y otras preguntas intenta resolver Franco: una historia alternativa a través de los relatos breves de algunos de los nombres imprescindibles de la literatura fantástica española, como el gaditano Rafael Marín. Reunidos en torno al eje temático de la españa pre y post franquista, los relatos configuran un universo afortunadamente perdido pero anteriormente posible, repleto de hornos crematorios, regímenes fascistas y la infamia erigida como doctrina universal.


Premiado con el Nadal en 1980, la obra de Cristobal Zaragoza narra la reiteración temporal de Marcos, Melania, Adolfo y Celia, un grupo de personajes que atravesarán la historia modificándola irremediablemente. Conviviendo con Marcial, con Voltaire o con Benjamin Franklin, participarán de la alteración histórica. ¿Preparados para ver vehículos de vapor circulando por la Roma Imperial?


Una mañana despiertas, y la mujer que amanece recostada a tu lado no es aquella con la que te casaste. Y sin embargo, sigues siendo un hombre perfectamente fiel. Salir de la habitación y recibir el entusiasta saludo de dos pequeños desconocidos no ayuda a mejorar la situación. ¿Qué ha pasado con tu vida? Éste es el punto de partida de Las vidas posibles de Mr. Nobody, el último trabajo del director Jaco Van Dormael, que cuenta con el siempre genial Jared Leto como rostro de la estupefacción y del desasosiego, de la angustia de ser el último hombre mortal de la tierra y viajar a saltos en el tiempo entre lo que fue y lo que pudo haber sido. Dispersa, frenética y genial, la epopeya de Mr. Nobody vuelve a situarnos delante de la encrucijada, invitándonos a pensar que cualquier pequeña decisión marcará nuestro destino para siempre.

domingo, 25 de julio de 2010

Gracias



Inesperada e inmerecidamente, el portal Tertulia Andaluza ha premiado a este blog incluyéndolo en un top 5 de blogs andaluces, algo que supone un grandísimo orgullo; por quienes no llegaron -personalidades de la política, la música o el periodismo- y sobre todo por quienes lo hicieron. Honrado de estar en la lista y particularmente orgulloso de ocuparla junto a dos gaditanos geniales -Frasco y Enrique Alcina- vaya desde aquí mi agradecimiento a quienes apoyaron a este blog y le dieron la oportunidad a quien suscribe de sentirse satisfecho. Para todos ellos, sinceras gracias.
Sigamos resolviendo el Galimatías.

Alfonso Gamaza, El Moderno.


El Cambalache es un lugar recóndito, un local discreto en mitad de una calle secundaria. Bar jazzístico por excelencia de la ciudad de Cádiz, sus paredes son la caja resonadora de las maravillas improvisadas de Duke Ellington, Dizzy Gillespie o Louis Amstrong. Pequeño, acogedor y repleto de música, este local fue -y aún hoy es- refugio de la generación bendita de los hijos seseantes del bebop, de los jazzistas que hace treinta años crecieron en torno a dos nombres claves: Chano Domínguez y Alfonso Gamaza. Por conocidos, cabe omitir los méritos del primero. Por justicia, se deben destacar los del segundo.


Alfonso Gamaza, apodado el Moderno, fue, durante décadas el líder de la vanguardia musical de la ciudad. Poco amigo de los primeros planos, Gamaza destacó en la segunda línea, insuflando sus aires de musa genial a decenas de estrellas que bebieron de su fuente. Y es que no fue corta la nómina rutilante de quienes le dieron pábulo en su escenario. A saber: Wynton Marsalis, Michel Camilo, Tino di Geraldo, Rubén Dantas o Guillermo McGill.


Trágicamente fallecido hace escasamente un año, el homenaje le llegó tarde, pero al menos se le ganó la batalla al nunca. El pasado 20 de Julio, artistas como Javier Ruibal, David Palomar, Nono García o Carlos Villoslada se subieron al escenario del Baluarte de la Candelaria para homenajear al que fue uno de los talentos irrepetibles de una generación mágica.


La tragedia de lo póstumo alejó de sus oídos el eco de unos aplausos que nunca le llegaron en la medida justa, pero la memoria y el reconocimiento deben volver a situarlo en su lugar, en el panteón ilustre de los genios.


Descanse en paz el Moderno.


jueves, 1 de julio de 2010

NO LOGO: Y las marcas dominaron el mundo.



Todo movimiento necesita un libro de cabecera. Si en la Revolución Francesa fueron los enciclopedistas, si en la Revolución Cubana Martí o si fue Sartre quien inspiró a las turbas del mayo parisino, el movimiento antisistema requería su propio "libro sagrado". Y lo encontró gracias a la periodista canadiense Naomi Klein, quien escribió hace una década la obra definitiva sobre el poder de las marcas y su apropiación del pensamiento global. Ése libro es NO LOGO.
El ensayo, un minucioso estudio acerca de las multinacionales y su delicado entramado publicitario, político y económico, explica de forma clara aspectos como las condiciones precarias de trabajo que posibilitan la fabricación masiva en países orientales, o la creación de las "imágenes de marca", asociaciones mentales que se producen en nuestro cerebro desde edades tempranas y nos empujan a la compra de determinados productos. Todo ello mediante un complejo sistema que incluye patrocinios adecuados, estrellas de relumbrón y apropiación de los espacios públicos. Nike, Jordan, baloncesto. MTV y música juvenil. Apple, alternativo, informática. Conceptos ligados que construyen por sí mismos todo el mercado global.


Polémico y controvertido, NO LOGO encuentra tantos partidarios como detractores. Así, muchos integrantes de diversos movimientos sociales critican el hecho de que la obra siga protegida por copyright, favoreciendo de este modo a un entramado editorial de marcas que al parecer cuentan con el interesado beneplácito de Klein.

Sea como fuere, NO LOGO es una lectura imprescindible, una ventana abierta a la reflexión y al rechazo de un mundo en el que el éxito social dependa de un dibujo bordado en el pecho.

miércoles, 30 de junio de 2010

El perfil: Miguel Brieva

En Bienvenido al mundo (Enciclopedia Universal Clismón), el dibujante sevillano Miguel Brieva define con sarcásticas palabras y retorcidos dibujos su aguda visión de la realidad. La obra, un compendio de viñetas, citas literarias, relatos breves y poemas, supone un resumen aproximado de la cosmogonía de unos de los viñetistas más ideológica y profesionalmente comprometidos del panorama editorial español. Con sus definiciones punzantes, Brieva va dando forma a su visión del mundo, ya conocida por quienes se asomaron a su conocida revista Dinero o a las viñetas que engalanan las páginas de publicaciones como Rolling Stone o El Jueves.

Asociado siempre con las editoriales independientes, Brieva pone en práctica aquello que promulga, por lo que cabe imponerle la insignia de la coherencia. Matrimonios falsarios, empresarios corruptos, cerebros anquilosados, capitalistas feroces y ciudadanos pasivos son algunos de los objetivos predilectos del sevillano, silencioso agitador de conciencias dormidas. A través de los productos de la "irrealmente real" multinacional Clismón -una "huxleyana" recreación del ideario capitalista- asistimos a un repaso de un pasado de barro, un presente de lodo y un futuro que no pinta mucho mejor.

Si tras la lectura de sus obras la conciencia no te abronca a gritos, no te preocupes, siempre quedarán, cercanos y útiles, ellos (Brieva dixit): "los culpables de todo. Nosotros no fuimos los que empezamos".

Feliz irrealidad.

sábado, 19 de junio de 2010

Muerte de un hombre sabio.


Por más que lo inventara su pluma, la muerte nunca es intermitente. Cainita, constante y desconsiderada, ayer rasgó con su guadaña la vida de José Saramago, dejándonos a todos un poco más huérfanos de palabras.

Xosé, el niño de Azinhaga que llegó a Premio Nobel, el intelectual coherente y comprometido, el administrativo, el comunista, el traductor, el poeta, nos deja; y ya sólo podremos escucharlo con su voz de tinta. Atrás quedan 87 años de amor a la literatura, de entrega a la palabra y a la verdad, de una dedicación enfermiza al verbo, de un apasionado romance con una vieja Olivetti que hace veinticuatro horas vivió su desenlace, el triste y repetido final que siempre nos depara la vida.

Muere José, pero nos deja muchas cosas. A todos, Caínes, Abeles, Magdalenas, ciegos o lúcidos, nos lega sus frases a borbotones, sus renglones superando furiosos las barreras torpes de los puntos y las comas, la humildad y la sabiduría de quien pretendió vivir fuera de los focos y dentro de las mentes, recluido hasta el final en ese Lanzarote atrayente y calmado, en ese refugio que era, al fin, una metáfora de él mismo.

Veinticuatro horas después, llega la hora del réquiem, y más que un lamento triste,conviene una satisfacción alegre. Y es que a mano, escondida en cualquier estantería, nos esperará para siempre su voz sabia, su enseñanza eterna.

Descanse en paz.

lunes, 14 de junio de 2010

El espejo deformado: Cádiz y su "sonrisa"


Sucede a menudo que una mentira mil veces contada se convierte en una verdad, y que la ignorancia, esa sorda con los ojos cerrados, contribuye bastante a que esa mentira se crea. Si juntamos ambos ingredientes, estupidez y falsedad, nos saldrá un cóctel letal, un brevaje que seguramente nos explote en las manos. Algo así sucede con los tópicos. En el caso que nos ocupa, sabemos de sobra a qué sabe el fruto de esa coctelera. A Cádiz se asocian conceptos injustos o cuanto menos parciales, como la indolencia, la gracia forzada, la "flojera", la falsedad y la simpleza. Reducidos a ese cliché, intentando huir de él, la inmensa mayoría de las 130.000 personas que poblamos esta ciudad y los exiliados que la añoran, aguantamos estoicos la palmadita en la espalda, la caricia en el cogote y la sonrisa gratuita y altanera que todos nos dedican. Porque no se engañen, para muchos, eso somos: payasos a los que prestar la conmiseración con la que se observa a un mono de circo.


Siendo esto así, urgiría separarnos de esta imagen, de tan dudoso beneficio, y empezar a vendernos como otra cosa que seguramente somos: una ciudad inquieta, imaginativa, que se rebela contra el olvido administrativo y fomenta, con dos duros y muchos cojones, lo que las chaquetas de despacho nos deniegan. Podríamos hablar de las plataformas ciudadanas, las iniciativas culturales, la capacidad organizativa, de nuestra historia, de nuestra importancia monumental, de nuestro peso turístico, de nuestra tradición comercial, de nuestra Universidad, de nuestras Academias. Pero sucede que no, que nos refugiamos en una esquina pestilente desde la que rogar, con voz de pena, que nos tiren monedas en el sombrero.


Y así nos va, claro. Uno, sin embargo, no pierde la esperanza, y anestesiado con la droga del 12, aguarda siempre el empujón definitivo, la propaganda útil y aniquiladora de clichés. Pero nunca llega. Y al sintonizar Canal Sur, deseoso de ver la imagen que se proyectaría de su ciudad en el programa "Aquí estamos" tiene muchas ganas de poner los puntos sobre las íes tal y como acaba la emisión. Porque cuando la Administración fomenta durante un programa de una hora la misma estúpida caricatura de siempre, con la ciudad resumida en su equipo de fútbol, la "gracia" de sus gentes y un Carnaval mal entendido y de lenguas cortadas, uno se pregunta en qué piensan quienes manejan nuestro impuestos, y qué futuro aguarda a un lugar destinado a ser para siempre el caricato imbécil del resto del Estado.


Pero nunca pasa nada. Y mientras unos y otros compiten en estupidez -ese "Aquí estamos" socialista contra aquel "Cádiz que sonríe" popular- la casa sigue sin barrer y nosotros aguantamos lo de siempre, con caras de cómicos acabados y pose resignada. Es ésa nuestra imagen en el espejo deformado, en la mentira repetida de quienes nos dirigen, curiosamente ninguno de ellos gaditano.


Sonrían a la cámara.




Medussa Bar

Hablar del Medussa conlleva recordar tiempos mejores, añorar los ambientazos de la época "botellonera", refugiarse en la memoria de un tiempo cercano en el que Cádiz era una ciudad más viva, y su noche estaba más despierta que nunca. Ahora, que la "marcha" está más allá del Puente Carranza y que la madrugada la pueblan, -en exclusividad y a partes iguales-, Erasmus al borde del coma y angangos con brillantitos de gala, hablar del Medussa es lamentar que las buenas iniciativas se premien tan poco en esta ciudad, y agradecer al mismo tiempo que las puertas del local estén aún abiertas para quien quiera deleitarse con James Brown, Funkadelic, Sly & the Family Stone o con otros tantos nombres del Glam, el Ska, el Rockabilly o el sonido Mod.

De la mano de algunos de los mejores pinchadiscos de Cádiz, cualquier noche es buena para dejarse caer por allí y escapar de ecos bisbaleros, músicas de molde y porteros con ínfulas de inquisidores. Terminando la breve semblanza, dos detalles más: la extraordinaria calidad de los "flyers" del Medussa -algo generalmente poco cuidado por aquí- y sus cuidadas exposiciones fotográficas, por las que ya han desfilados nombres consagrados como el de Nacho Fando.

Así que ya saben, si son nativos o se dejan caer por estos lares, busquen el resplandor verde y rojo del Medussa. Se/ me lo agradecerá.

viernes, 4 de junio de 2010




Tribulaciones de La Maga


"¿Encontraría a La Maga?" En el París de las noches con sones de jazz, de los caminos inescrutables, de los escritores malditos y de los cónclaves del club de la serpiente, ese "hijo de puta encantador" que es Horacio Oliveira deambula por sus calles buscando a La Maga. Lo hace sin citas previas, tentando al azar, convencido de que un encuentro casual era "lo menos casual" de sus vidas, y que "la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo del dentífrico".


Y es que La Maga sólo sabe convivir con la libertad, y sólo se alimenta de ella. Alquimista de su vida, modela los momentos con su mirada infinita, con la mente abierta de quien sabe descubrir, más allá de este mundo, miles de mundos distintos; y tras el mínimo detalle, una infinita gama de matices. La Maga es bruja, libertaria, poeta, un poco demente, a veces insoportable. La Maga ama en gíglico, "esplumándose" y relamiendo "incopelusas". Es excéntrica, única, genial. Es el polo positivo que hace de imán para Oliveira.


En un París repleto de charcos, de corrientes de humo apareciendo tras las esquinas, en una casa caliente en la que suena Bessie Smith, La Maga acuna el pulso de sus manos mientras escribe a Rocamadour, a su "dientecito de ajo", a su "nariz de azúcar". Son los días de la Rayuela, de los saltos imposibles entre el cielo y la tierra, de la distancia abismal entre la realidad de ellos y los sueños de nosotros.


Mientras que en París sucede esto, yo asomo por la ventana de alguna casa de Tombe Issoire y observo con mis lentes de tinta. Mientras que Oliveira fuma y Gregorovius habla de su remota mamá, yo los escucho, y el calor de su habitación es el calor de la mía, y todo está bien, pero me falta La Maga.


Pienso entonces en lo bien que me viene tener este libro a mano para ser alguien más en el Club de la Serpiente, para infiltrarme en silencio en un mundo con tacto de celulosa que me pertenece, en un universo remoto donde me gustaría tener mi lugar. Y mientras eso pasa, y el calor se filtra entre las rendijas de mi persiana, le agradezco tanto a Julio...


Y de nuevo la pregunta, y volver a empezar: "¿Encontraría a La Maga"?


martes, 1 de junio de 2010

Crónicas del FILE




A falta de un recinto cerrado en condiciones, la Plaza de San Antonio fue de nuevo el escenario para el último evento gratuito de Cádiz, para la última oportunidad de congregar, en amor y compaña, a una concurrencia formada equitativamente por turistas despistados, pandillas de preadolescentes, señoras desocupadas y una inmensa minoría de espectadores verdaderamente interesados en lo que ocurría en el escenario. El cartel de la segunda edición del FILE (Festival Internacional por la Libertad de Expresión) suponía una apuesta por lo étnico, por la fusión, por estilos de música aparentemente alejados de los mantos de la radiofórmula. Un interesante giro con el que contrarrestar el protagonismo en la primera edición de los buclistas Jarabe de Palo, tan cómodamente instalados en su particular día de la marmota.


La apuesta, como decimos, fue interesante, pero en algunos casos el resultado dejó mucho que desear. En la primera jornada, la cosa se solventó con la presencia inmensa de Salif Keita, el genio de la improvisación, el nombre maldito -étnica y musicalmente- de África. Este genial albino desgranó en Cádiz sones casi caribeños, resonancias tribales y un gusto afiladísimo por las melodías hipnóticas y opacas. De lo demás, poco que comentar. Músicos de relleno, animados, cumplidores, pero definitivamente olvidables.




El plato fuerte, sin embargo, estaba previsto para el segundo día. Para entonces, como broche y cierre del festival, actuarían La Shica y ElBicho, o lo que es lo mismo, la noche y el día, el Eros y el Tanatos, el cutrerío y la genialidad. Todo en un mismo escenario. Porque si algo dejó La Shica en Cádiz, con su pretenciosidad de mujer maldita, su pose seudoaflamencada y su gitaneo cutre y de importación, fue la opinión generalizada de que dos más dos a veces no son cuatro, y que las sumas hechas mal y sinsentido acaban por restar.




Afortunadamente, como una especie de petición de perdón, la organización había reservado el último lugar en la parrilla de salida a Elbicho, uno de los grupos que más inteligentemente fusionan, o, quizá, uno de los pocos grupos que verdaderemente lo hacen. Lo que demostraron en san Antonio, en el que fue uno de sus últimos conciertos antes de un merecido descanso, fue un alarde de "savoir-faire", de hacer las cosas con cabeza, conocimiento y personalidad.

Con una libertad sin corchetes ni poses impostadas, el grupo desgranó un repertorio de sobra conocido, pero aderezado con ecos de Led Zeppelin, de música del Oeste y de todo lo que buenamente les pareció. Todo para culminar un concierto que justificó las penalidades anteriores, inclusive el mal sabor de boca que había dejado al personal la embajadora del seudoflamenco mesetario.

En resumen: los buenos fueron buenos, y los malos, como suele ocurrir, nefastos. En medio queda el éxito de público y la aportación a una escena musical que, con sus errores y aciertos, sigue enriqueciéndose. Algún día, divinidades mediantes, igual nos reunimos en un Palacio de los Deportes y dejamos dormir a los vecinos.
Habrá que esperar al 2112...